Por Mauricio Kremer, CEO y cofundador de Kigüi

Todos hemos sido testigos de los estantes de supermercados llenos de alimentos frescos, listos para ser consumidos. Pero, ¿qué sucede con aquellos productos que no llegan a nuestras manos? La cruda realidad es que una cantidad significativa de estos alimentos acaba en la basura, creando un problema de desperdicio que afecta no solo a nuestra sociedad y economía, sino también al medio ambiente. Pero, ¿alguna vez te has preguntado quién asume el costo de estos alimentos desperdiciados? Como alguien que ha trabajado en la industria de bienes de consumo empaquetados (CPGs) durante 8 años, puedo decirte que, en la mayoría de los casos, son estas empresas las que asumen la carga.

La Magnitud del Problema

Cada año, se estima que un tercio de todos los alimentos producidos para consumo humano se desperdicia a nivel mundial. Este desperdicio ocurre en todas las etapas de la cadena de suministro, desde la producción hasta el punto de venta, siendo los supermercados un lugar clave donde se genera una gran cantidad de este desperdicio. De hecho, se estima que el 17% del total del desperdicio de alimentos se genera en los supermercados.

El Costo del Desperdicio de Alimentos

Entonces, ¿quién asume el costo cuando los alimentos se desperdician en los supermercados? Contrario a lo que muchos podrían pensar, en su mayoría no son los supermercados los que pagan el costo. Durante mi tiempo trabajando en la industria de CPGs, he visto de primera mano como estas empresas suelen asumir estos costos. Las compañías de CPGs a menudo acuerdan reembolsar a los supermercados por los productos no vendidos. Este acuerdo lleva a las empresas a perder en promedio un 4% por desperdicio de alimentos. En categorías como lácteos, panificados o carnes, estas pérdidas a veces llegan hasta el 10%.

Consecuencias para el Consumidor y el Medio Ambiente

La consecuencia de este sistema es que los CPGs deben aumentar sus precios para compensar estos costos, lo que, en última instancia, recae sobre el consumidor. Además, el desperdicio de alimentos tiene un impacto significativo en el medio ambiente. Los alimentos que se producen y no se consumen representan un gasto innecesario de recursos como agua y tierra, y son responsables del 10% de las emisiones globales de CO2.

Soluciones y Mejores Prácticas

Para combatir este problema, es vital que todos los actores involucrados en la cadena de suministro de alimentos tomen medidas. Esto incluye a los supermercados, los CPGs y los consumidores. Durante mi experiencia en el sector, he observado que desde la adopción de tecnologías que permiten una mejor gestión del inventario hasta la educación del consumidor sobre la importancia de comprar de manera responsable, todos podemos jugar un papel en la reducción del desperdicio de alimentos.

Queda claro quien asume el mayor costo, existen plataformas como Kigüi donde le dan la posibilidad al consumidor de tomar una acción para combatir el desperdicio de alimentos.

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